JLos ministros ordinarios de la Sagrada Comunión son los Obispos, los Sacerdotes y los Diáconos que asisten al Obispo o al Sacerdote (IGMR n. 182). En cada celebración de la Eucaristía debe haber un número suficiente de ministros de la Sagrada Comunión para que pueda ser distribuida de manera reverente y ordenada. Además, los enfermos y los que no pueden participar en la celebración eucarística tienen la necesidad espiritual de recibir la Sagrada Comunión. La Iglesia, para facilitar el acceso a tan gran sacramento, permite ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión cuando hay necesidad. Este es un ministerio de llevar el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo al Pueblo de Dios de una manera digna y reverente. También da testimonio de la fe en la Presencia Real de Cristo en la acción de compartir la comida eucarística del sacrificio de Cristo. Por lo tanto, el ministerio debe tratarse con la máxima dignidad y reverencia.
El servicio que los ministros extraordinarios prestan en las parroquias y a la iglesia es de incalculable valor, puesto que llevan la comunión a los enfermos y ayudan a los presbíteros a administrar el sagrado alimento a los feligreses.
Los hombres y mujeres católicos bautizados y confirmados de al menos 25 años de edad son elegibles para este ministerio. Deben ser personas que intenten sinceramente vivir el mensaje evangélico en su vida comunitaria e individual. Si están casados, deben estar casados por la Iglesia. Deben participar fielmente en la Eucaristía dominical y con la gracia de Dios en todos los aspectos de su vida.